Se cree que el nacimiento de Molly Gibson ha establecido un récord mundial para que el embrión congelado más antiguo conocido haya tenido como resultado un parto exitoso. El embrión que fue congelado en 1992 y fue implantado en el útero de una mujer en 2020, y ahora, de ese embrión acaba de nacer con éxito como una niña sana llamada Molly Gibson.
El récord de el embrión más antiguo
El embrión del que nació Gibson también puede ser el embrión más antiguo conocido en el mundo para dar como resultado un nacimiento exitoso. El nacimiento de Gibson fue posible gracias a los servicios del Centro Nacional de Donación de Embriones, una organización religiosa ubicada en Knoxville, Tennessee, estos almacenan embriones congelados donados a pacientes que esperan quedar embarazadas mediante fecundación in vitro (FIV).
Los padres que no pueden tener hijos de la manera tradicional, como los padres de Molly, Tina y Ben Gibson, pueden «adoptar» estos embriones no utilizados e implantarlos quirúrgicamente en el útero de la madre adoptiva.
En este caso, el embrión del que provenía Molly se plantó dentro del útero de Tina, que esencialmente actuó como un útero sustituto. Esto significa que, aunque Tina dio a luz a Molly, tanto ella como Ben técnicamente no son los padres biológicos, ya que ni el óvulo ni el esperma provienen de ellos.
La historia de los padres de Molly
La pareja decidió probar el procedimiento de FIV después de que a Ben le diagnosticaran fibrosis quística, que puede causar infertilidad. Intentaron concebir un hijo biológico durante cinco años sin éxito. La pareja había acogido a varios niños e incluso consideró la adopción antes de que finalmente buscaran los servicios del Centro Nacional de Donación de Embriones.
Aún más notable es que Molly es en realidad el segundo hijo de Gibson nacido a través de FIV adoptiva. Su hermana mayor, Emma, de tres años, también nació de un embrión congelado en 2017. Además, Molly y Emma provienen de los mismos donantes de embriones, lo que las convierte en hermanas biológicas.
Cuando Tina descubrió por primera vez cuánto tiempo habían estado congelados los embriones, admitió que se mostraba escéptica sobre su viabilidad. Para poner las cosas en perspectiva, la propia Tina nació en 1990, solo dos años antes de que se congelaran los embriones que más tarde daría a luz. Pero sus dos partos fueron exitosos con Emma y Molly son indicadores claros de que los embriones congelados no deben descartarse simplemente por su edad.
Un proceso complicado
Pero a pesar de los avances en la tecnología médica, los nacimientos de embriones congelados siguen siendo bastante complicados y no necesariamente garantizan un éxito. Antes de que los embriones congelados se puedan plantar dentro del útero previsto, es necesario descongelarlos, lo que produce diferentes resultados. Aproximadamente el 75% de todos los embriones donados sobreviven al proceso de descongelación y transferencia. Es posible que no se implanten con éxito; sólo entre el 25% y el 30% de todos los embriones implantados mediante FIV tienen éxito. Sólo unos poco padres afortunados pueden conseguir este éxito.
