La trágica historia del monte Mihara y su asociación con los suicidios tuvo un profundo impacto en la sociedad y la cultura japonesas. La cobertura mediática del suicidio de Kiyoko Matsumoto provocó una fascinación morbosa por el volcán, transformándolo en un símbolo de desesperación.
Esta fascinación se vio alimentada aún más por la dinámica social y las percepciones culturales del suicidio en Japón, donde a menudo se lo veía como un acto de honor, redención o protesta.
El 12 de febrero de 1933, una colegiala japonesa de 19 años llamada Kiyoko Matsumoto se suicidó lanzándose al cráter volcánico activo del monte Mihara, en la isla de Izu Ōshima.
La historia de Kiyoko Matsumoto
En la década de 1920, el cráter del monte Mihara en la isla de Izu Oshima era conocido como un lugar frecuentado por personas que tenían pensamientos suicidas. Sin embargo, su notoriedad aumentó significativamente debido a la historia de una joven.
Todo parece indicar que Matsumoto se sintió atraída por su compañera de estudios, Masako Tomita, y expresó sus sentimientos en una carta emotiva en la que también confesó: «Ya no puedo soportar esta tensión. ¿Qué debo hacer? Quisiera lanzarme a un volcán». Lo que inicialmente podría haber sido una metáfora apasionada se convirtió en una obsesión, y Tomita conocía el lugar perfecto para llevar a cabo este acto romántico de manera literal.
Dado que en la cultura japonesa de la época las relaciones homosexuales eran tabú y el suicidio se consideraba una forma de restituir el honor, las dos chicas viajaron juntas a la isla para que Matsumoto pusiera fin a su vida.
La temperatura de la lava es de 1200ºC, básicamente lanzarte al volcán te freía por completo. A los ojos de Masako, no se esperaba ese acto de Matsumoto, quien tras dejar una nota de despedida se lanzó al cráter del volcán.
El impacto mediático del suicidio de Matsumoto
La nota de despedida fue publicada en todos los periódicos, las agencias de prensa le sacaron el jugo a la historia, Kiyoko Matsumoto se convirtió en una celebridad y el monte Mihara muy pronto comenzó a atraer a turistas y curiosos. Según un artículo publicado por la revista Times en 1935, Masako Tomita murió al poco tiempo aunque no se explica la causa de la muerte.
Después de la trágica muerte de Kiyoko, este acto inició una extraña tendencia entre los japoneses, y al año siguiente, 944 personas, entre ellas 804 hombres y 140 mujeres, saltaron al mortífero cráter volcánico del Monte Mihara para encontrar su horrible muerte.
Este hecho motivo a muchas personas a suicidarse, demás, el suicidio no era ilegal bajo la ley japonesa. También hubo incalculables intentos de suicidios en los años siguientes.
La epidemia de suicidios en el monte Mihara llegó a su fin gracias a las medidas de seguridad implementadas por las autoridades, que incluyeron la prohibición de adquirir boletos solo de ida hacia la isla. No obstante, en la actualidad, principalmente relacionado con la crisis económica reciente, el suicidio sigue siendo un problema social significativo en Japón, y el país mantiene una de las tasas más altas a nivel mundial.