Joseph Merrick sufrió una afección que le causó extrañas deformidad en su cuerpo, esto le llevó a tener una difícil vida y ser conocido como «el hombre elefante». Cuando nació aparentemente parecía un niños sano, pero a los cinco años comenzó a sufrir varias transformaciones. Desde una piel rosada con tono gris, hasta unos pies descomunales.
La trágica vida de Joseph Merrick
Joseph nació en 1862 en Leicester, Inglaterra, nació en el seno de una familia de clase media. Sus padres estaban encantados con su hijo sano, pero en 1886 todo empezó a cambiar y nadie sabía la razón.
Su madre lo atribuyó a una accidente que tuvo en la feria durante el embarazo, alguien la empujó y se quedó tras los pies de un elefante, es la explicación que le dio a su hija sobre sus deformidades y dolores. Joseph y su madre tenían una buena relación, pero ella falleció de neumonía cuando él tenía 11 años, a pesar de todas sus deformidades para él esta fue su peor desgracia.
Tras el fallecimiento de su madre, Joseph abandonó la escuela por las burlas que recibía en clase y con la ausencia de su madre era más difícil de soportar.
La malvada madrastra
Joseph tuvo muchos problemas para conseguir dormir, sufría de diferentes dolores debido al gran peso de su cabeza, era tal dolor que tenía que dormir sentado para evitar que se rompiera el cuello.
Pero lo peor es el rechazo que recibió por parte de su familia, concretamente de la madrastra que llegó 18 meses después de que su madre falleciera. Pero también su padre perdió el afecto hacia su hijo. Joseph se sintió abandonado y trató de huir, pero tenía dificultades para caminar y siempre su padre lo traía de vuelta.
Como Joseph no iba a la escuela así que su madrastra le obligó trabajar, entonces con 13 años entró a trabajar en un taller de laido de puros. Lamentablemente, sólo pudo trabajar 3 años porque sus deformidades iban a más y su mano no tenía la misma destreza que cuando empezó a trabajar.
Con 16 años se pasaba el día en la calle en busca de empleo y cuando volvía a casa a comer su madrastra se burlaba continuamente de él. Trató de ayudar a su padre en su negocio vendiendo productos puerta a puerta, pero tenía dificultades para hablar y su rostro asustaba a los clientes.
Una nueva vida para Joseph
Un día su padre tuvo una fuerte discusión con él que acabo una fuerte paliza, eso hizo que Joseph huyera de casa y vagará por las calles. Su tío le acogió tras enterarse de lo ocurrido, pero no pudo hacer mucho más por él, no podía permitirse mantenerlo y dos años más tarde abandonó el hogar de su tío.
Con 17 años se fue a trabajar a Leicester Union Workhouse, donde estuvo 4 años junto con otros hombres trabajando, pero él odiaba estar ahí y un día descubrió que podía vender su deformidad como algo novedoso.
Escribió al dueño de un local, Sam Torr, quien diría una gira de espectáculos de ‘freaks’. Sam aceptó a Joseph en su gira en 1884 y lo anunció como el «medio hombre, medio elefante».
Con él hizo diversas giras por Inglaterra, pero ese año conoció a Tom Norman otro dueño de ‘freaks’ en Londres y que mostró interés por Joseph, así que se acogió a Tom.
Tom le dio a Joseph una cama de hierro y una cortina, viendo como dormía se dio cuenta de las dificultades que tenía y que no podía estar tumbado para evitar que su cabeza le aplaste el cuello. Fuera Tom se dedicaba a atraer al público para que vieran a Joseph, el espectáculo tenía un gran éxito y Joseph lograba ganar bastante dinero ‘cómodamente’.
Justo al lado de la tienda de ‘freaks’ de Tom había un hospital y el Dr. Frederick Treves tras escuchar del «hombre elefante» sintió curiosidad y fue a hacer una visita. Cuando entró al lugar se quedo horrorizado y pidió que se lo llevarán al hospital para examinarlo.
El doctor hizo numerosos informes tras varias visitas de Joseph al hospital, decía que lo más interesante era su enorme cabeza. Pero Joseph se cansó de que le pincharan y de hacer visitas y la relación se esfumó.
Sin embargo, en esa época en Inglaterra la policía empezó a cerrar los espectáculos de ‘freaks’ por considerarlos inmorales. Por eso los jefes Joseph lo enviaron a Bélgica donde las leyes eran distintas. Pero desgraciadamente su nuevo jefe le robó todo el dinero a Joseph y lo abandonó.
Sus últimos años de vida
Tras quedarse sólo y sin dinero, en lugar extraño decidió volver a Londres. En 1886 estaba en la estación de Londres para dirigirse a Leicester y estaba pidiendo ayuda a desconocidos, la gente lo rodeaba con curiosidad y la policía lo detuvo.
Tras identificar a Joseph sólo encontraron una tarjeta de visita que le dio el Dr. Treves, la policía lo llamó y este se lo llevó al hospital donde lo alimentaron y lavaron. El doctor volvió a analizar el cuerpo de Joseph y su conclusión era que al joven de 24 años no le quedaban muchos años de vida.
El director del hospital pidió ayuda para dar alojamiento a Joseph y poder atenderlo en el hospital. Recibieron donaciones y ahora el hospital tenía fondos para cuidar a Joseph.
Le hicieron una habitación adaptas a él donde no hubiera espejos para que no vea su rostro. El doctor Treves visitaba a Joseph casi todos los días, y aunque en un inicio pensaba que era «retrasado mental» tras ver su dificultad para hablar, se dio cuenta de que no era así, tenia una inteligencia normal.
Treves sabía que Joseph no había tenido pareja nunca, así que le propuso a una atractiva mujer que se portará bien frente a él, para eso le explicó lo que le pasaba a Joseph. Era la primera vez en su vida que una mujer (además de su madre) le sonreía a Joseph y le daba la mano. Disfrutó de estos últimos 4 años de vida como nunca.
Pero su salud seguía empeorando y finalmente un empleado del hospital lo encontró muerto en su cama el 11 de abril de 1890, con 27 años. La autopsia reveló que Joseph murió por tratar de dormir tumbado, eso le provocó una asfixia y dislocación del cuello.