En 1994, se descubrió a una niña salvaje viviendo entre perros salvajes en el pueblo de Nova Blagovishchenka en Ucrania. La policía local nunca antes había tratado con humanos salvajes y tuvo que usar comida para distraer a los perros mientras alejaban a la joven de sus amigos caninos.
La niña de ocho años finalmente fue identificada como Oxana Malaya, una niña local cuyos padres alcohólicos la habían abandonado afuera en el frío cinco años antes. Instintivamente, Malaya se metió en una perrera para buscar un refugio cálido y pasó los siguientes cinco años con sus habitantes.
Como fue la crianza de Oxana Malaya
La joven nació en 1983 y se crió en una granja en ruinas en el pueblo de Novaya Blagoveschenka, en Ucrania. Oxana había sido abandonada por sus padres y ‘criada’ por perros desde los tres hasta los ocho años.
Sus padres eran alcohólicos y su madre la golpeaba. Incluso, Oxana recordó que solía hacerse pis del miedo. “Mi madre tuvo demasiados hijos y no tenía suficientes camas”, indicó años más tarde en un extracto transmitido por el programa ’60 minutos’, de Australia.
Una noche, cuando tenía tres años, sus padres discutieron, gritaron y la dejaron afuera en medio de la noche. “Se olvidaron por completo de mí”, admitió a través de un intérprete la joven. Para resguardarse del calor, Oxana se metió en donde vivían los perros. ”Yo les hablaba a ellos. Ellos ladraban y yo los imitaba. Era nuestra forma de comunicarnos”, rememoró.
Cinco años más tarde, en 1991, un vecino advirtió sobre la situación y alertó a las autoridades. Cuando Oxana fue rescatada tenía ocho años. Apenas sabía hablar, ladraba y caminaba en cuatro patas.
Oxana fue llevada a un orfanato donde le enseñaron a caminar erguida de nuevo y donde también pudo aprender a hablar, probablemente porque antes de irse a vivir con los perros ya había aprendido algunas palabras y construcciones verbales. Le enseñaron cómo usar sus manos para comer y los otros conceptos básicos para vivir como un humano y no como un perro. Desde su llegada al orfanato Oxana buscó a los perros en las instalaciones, pasando gran parte de su tiempo con ellos en lugar de con los otros niños. Incluso trató de introducir perros de contrabando en su dormitorio.
Sea cual fuera la historia verdadera sobre su infancia, Oxana había sufrido un trauma lo suficientemente profundo como para buscar refugio en los canes y la experiencia le había generado un fuerte retraso en su capacidad para comunicarse.
A los 20 años imitaba a los perros a la perfección: jadeaba con la lengua hacia afuera, se sacudía cuando estaba mojada y ladraba con un sonido tan gutural que no parecía humano.
¿Cómo se encuentra Oxana actualmente?
A pesar de su gran progreso, Oxana conservaba resabios de su pasado, era descoordinada, sus pasos eran fuertes, sus hombros se balanceaban al caminar y solía entrecerrar intermitentemente los ojos. Al igual que los perros, cuando recibía un objeto, lo primero que hacía era ocultarlo. Incluso, llegó a admitir que cuando estaba enojada o molesta, se iba sola al bosque.
Instalada en la clínica Baraboy, en las afueras de Odessa, para su recuperación, en 2006 Oxana se reencontró con su padre. De su madre, se desconoce el paradero.
Oxana quería conocer a su familia. “Estoy desesperada por verlos con mis propios ojos, porque me dijeron que yo no tenía padres, pero yo sí los tengo”, consideró la joven. La reunión quedó grabada en un video.
En las imágenes se puede ver a Oxana de pie, sola, mientras su padre y su hermanastra, a quien ella no había llegado a conocer, están parados frente a ella. Tienen una breve charla después de tanto tiempo.
Si bien no hay datos nuevos sobre dónde vive Oxana en la actualidad, se cree que continúa en la institución, dado que fuera de la clínica no tiene ningún tipo de protección. Oxana no tiene las habilidades sociales o personales, así que su vida sería muy complicada fuera de la clínica.
Si bien se sabe que tuvo novios en la clínica, ella es incapaz de entablar una relación a largo plazo. Es una persona muy vulnerable.