Aunque la música existe desde hace cientos de años, se tardó mucho tiempo en poder hacer grabaciones sonoras. A mediados del siglo XIX apreciaron los primeros inventos que permitían hacer pequeñas grabaciones de voz, sin embargo, aún le quedaría mucho por mejorar. No fue hasta principios del siglo XX que las grabaciones permitieron hacer grandes logros y permitir una mejor calidad de audio.
Las primera grabaciones
Édouard-Léon Scott de Martinville, al ser impresor por oficio, pudo leer las descripciones de los más recientes avances científicos y, por tanto, se hizo inventor. Scott de Martinville se interesó en grabar la conversación humana en una forma similar a aquella que se había logrado por medio de la fotografía para la luz e imagen.
Buscó desarrollar un método de estenografía que pudiese grabar una conversación completa sin ninguna omisión, y para esto, a partir de 1854, se interesó en los medio mecánicos para transcribir sonidos vocales. Este fue uno de los primeros audios grabados en la historia:
El primer vinilo de música
La calidad como se puede comprobar era muy mala y se tardaría unos 50 años en grabar un audio en formato musical.
Es así como Enrico Caruso fue el primer vocalista de la historia en realizar grabaciones sonoras de canciones. Era el cantante de ópera más famoso en el mundo en aquel momento y por eso se contó con él para hacer las primeras grabaciones sonoras históricas. Durante su carrera realizó cerca de 260 grabaciones y ganó millones de dólares con la venta de sus discos de 78 rpm.
El 8 de abril de 1904, grabó Mattinata, una canción de Ruggero Leoncavallo, que se considera como la primera canción compuesta exclusivamente para ser grabada. Caruso y la industria fonográfica hicieron mucho por promoverse en las dos primeras décadas del siglo XX. Su primer registro del 30 de noviembre de 1902 de Vesti la giubba, de Pagliacci (Payasos), de Leoncavallo, fue el primer disco con un millón de ejemplares.
El timbre de Caruso se oscureció conforme fue envejeciendo y desde 1916 en adelante. Y ya en 1921 murió debido a una pleuresía y se enterró en Nápoles.
