Uno pensaría que, de todos los altos cargos del régimen nazi, alguien como Adolf Hitler, el líder de los nazis, o Heinrich Himmler, el jefe de las SS, habría sido considerado «el hombre más peligroso de Europa». Pero ese no fue el caso. Al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el hombre que se ganó este apodo fue Otto Johann Skorzeny.
¿Quién era Otto Skorzeny?
Otto Skorzeny nació en Viena en 1908. Los Skorzeny eran una familia militar. Otto se dedicó a la esgrima desde muy joven, un pasatiempo que lo dejó con una cicatriz dramática en la mejilla izquierda después de haber sido cortado en un combate mientras estaba en la universidad.
En 1932 se unió a la rama austriaca del Partido Nazi. Después de la anexión alemana de Austria en marzo de 1938 y luego del estallido de la Segunda Guerra Mundial al año siguiente, se ofreció como voluntario para el servicio militar alemán, y eventualmente terminó en las Waffen-SS y entrenó para formar parte de la guardia personal de Adolf Hitler. Luego sirvió en el Frente Oriental en Rusia en 1941.
El tiempo de Skorzeny en el ejército podría haber permanecido bastante anodino si no hubiera sido por el nombramiento de Ernst Kaltenbrunner, un compañero nazi austríaco, como jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich a principios de 1943, en sustitución de Reinhard Heydrich, quien había sido asesinado el verano anterior.
Kaltenbrunner conocía a Skorzeny y lo ascendió para convertirse en el jefe de una unidad de Operaciones Especiales que estaba siendo entrenada para participar en misiones de sabotaje y espionaje cuando los aliados se lanzaron a la ofensiva contra la Alemania nazi en 1943. Fue un ascenso que haría infame a Skorzeny.
Rescatando a Benito Mussolini
La primera misión que dirigió Skorzeny y que atrajo la atención generalizada se produjo el 12 de septiembre de 1943. Su nombre en código fue Operación Roble, pero es más conocido como Gran Sasso Raid.
El objetivo era liberar a Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia desde 1922, del arresto domiciliario que le había impuesto el gobierno italiano. Tras la invasión aliada de Sicilia en el verano de 1943, el gobierno fascista de Roma había decidido que Mussolini ya no era apto para dirigir Italia. Por lo tanto, lo sacaron del poder y lo arrestaron antes de iniciar negociaciones de rendición con los estadounidenses y los británicos.
Pero Hitler estaba decidido a mantener el control de Italia. Así que envió tropas alemanas al país y luego ordenó a Skorzeny que supervisara una misión para rescatar a Mussolini, que estaba detenido en un hotel en la cima de una montaña en Gran Sasso, cerca de Roma.
Los agentes especiales de Skorzeny atacaron el 12 de septiembre y aterrizaron en Gran Sasso después de volar en parapente sobre la montaña. Mussolini fue rescatado en un rescate que incluso el líder británico, Winston Churchill, admitió que fue «uno de gran audacia». Luego fue llevado al norte de Italia, donde fue instalado como jefe de un nuevo gobierno italiano que era efectivamente un estado títere alemán en la ciudad de Salo.
Otras operaciones realizadas Otto Skorzeny con los nazis
Skorzeny planeó o llevó a cabo varias otras misiones en el año y medio siguiente, en particular una misión fallida para intentar asesinar a los tres principales líderes aliados, Winston Churchill, Joseph Stalin y Franklin Delano Roosevelt.
Esto no se realizó, pero la Operación Greif fue en diciembre de 1944. Esta misión se llevó a cabo como parte de la Batalla de las Ardenas ese invierno, una contraofensiva alemana contra los Aliados en el Bosque de las Ardenas de Bélgica y Luxemburgo.
Skorzeny organizó unidades de tropas alemanas que se disfrazaron de soldados estadounidenses y pasaron tras las líneas enemigas desde mediados de diciembre en adelante. Causaron el caos en los días siguientes. En algunos casos, dieron la vuelta a las señales y enviaron a las fuerzas aliadas en la dirección equivocada.
Los soldados, que todos podían hablar inglés y tenían un acento estadounidense pasable, incluso se acercaron a las brigadas de tropas estadounidenses y les dijeron que tenían órdenes de retirarse. En cuestión de días, los aliados supieron que tenían soldados alemanes entre ellos, lo que provocó aún más caos, ya que los controles de identidad excesivos vieron a los generales aliados arrestados por sus hombres bajo sospecha de que podrían ser las tropas alemanas.
Finalmente, a principios de 1945, Skorzeny fue puesto a cargo de organizar un plan para continuar luchando contra los Aliados incluso después de que terminara la guerra, pero esto fue abandonado cuando los líderes nazis comenzaron a suicidarse en Berlín a fines de abril de 1945. La guerra concluyó días después.
Vida posterior Otto Skorzeny
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Skorzeny fue juzgado por el Tribunal Militar Internacional, que estaba procesando a los criminales de guerra nazis en la ciudad de Nuremberg durante la segunda mitad de la década de 1940.
Sin embargo, fue absuelto tras el testimonio de un oficial de Operaciones Especiales británico que afirmó que habría actuado de forma muy similar a Skorzeny en el Gran Sasso Raid y la Operación Greif y que las fuerzas británicas también habían enviado a sus tropas detrás de las líneas enemigas vestidos como alemanes.
Un segundo juicio estaba pendiente en 1948 cuando se fugó de un centro de detención. Sus últimos años los pasó de diversas formas en España, donde estuvo protegido por el gobierno fascista del general Francisco Franco; Argentina, donde el gobierno de Juan Perón cobijó a muchos nazis después de la guerra; e Irlanda, un país que había sido neutral en la guerra y que tenía una relación profundamente antagónica con Gran Bretaña.
Abundaron los rumores a lo largo de estos años de que había facilitado la fuga de criminales de guerra nazis de Europa a América del Sur y también que, contradictoriamente, ayudó al servicio de inteligencia israelí, Mossad, a cazar a los nazis que estaban involucrados en el Holocausto de los judíos de Europa. El ex jefe del Mossad, Isser Harel, confirmó la historia de que los ex nazis fueron reclutados para proporcionar inteligencia sobre los países árabes.
Se cree que Skorzeny no sabía para quien trabajaba en ese momento, otros historiadores afirman que si lo sabía, y que aceptó ayudar a Israel, si estos los eliminaban de su lista de criminales de guerra buscados.
Murió el 5 de julio de 1975 a los 67 años de edad en Madrid. Fue incinerado y sus cenizas fueron devueltas a Viena.
