Lo que empezó como un experimento de la NASA acabó en una relación sexual entre una mujer y un delfín.
La historia ‘romántica’ entre Margaret Howe y un delfín
Todo comienza con una idea del astrónomo Fran Drake, quien en aquel entonces tenía como investigación buscar vida extraterrestre a través de las ondas de radio emitidas por otros planetas.
Al leer un libro de ciencia ficción del autor John Lilly, quedó entusiasmado con la idea de un delfín quiere y puede comunicarse con humanos, este libro ya trajo la atracción de numerosas científicos. Pero Fran Drake quería llevar acabo un caso real de comunicación entre hombre y delfín y logró conseguir financiación de la NASA para llevar este experimento.
El experimento de comunicar humanos y delfínes
Una chica joven de 23 años llamada Margaret Howe Lovat se enteró de este experimento y le entusiasmaba la idea, le recordaba a su niñez cuando veía animales hablar por TV.
Tan sólo quería ver algún avance de este experimento, pero el director Gregory Batseon, tras hablar con ella le ofreció que tomara nota mientras observaba al delfín, y aunque ella no tenía formación la invitaron a formar parte del experimento.
Trabajó con unos delfines llamados: Pamela, Sissy y Peter. Realizaban lecciones diarias, les animó a crear sonidos similares a los humanos. Pero el había poco progreso en el proyecto.
Entonces Margaret harta de salir del trabajo sin progresar nada, decidió quedarse a vivir en el laboratorio junto con los delfines. Estuvo durante una semana con los delfines hasta lograr una mayor confianza con ellos.
En un momento Peter el delfín empezó a tener cierto impulsos, Margaret decía que se le acercaba constantemente a su rodilla, pie o mano. Es ahí cuando ella decidió satisfacer los impulsos sexuales de Peter con su mano.
Margaret insistió que no era algo sexual por su parte, quizás algo sensual. Decía que tenía una especia de vínculo con el delfín y que ella era parte de Peter, que debía de conocerlo.
El fin del experimento
Fran Drake empezó a tener más curiosidad de ver como avanzaba el proyecto, pero los resultados no eran lo que esperaba. Por otro lado, John Lilly empezó a investigar el LSD y la alteración de la mente. Y como tenía licencia del gobierno para investigar los efectos del LSD, decidió drogar a los delfines.
Pero no tuvo ningún efecto en los delfines y muchos cuestionaban la seguridad de los delfines, lo que hizo que perdiera la financiación del experimento. Lo que supondría el fin de la ‘relación’ entre Peter y Margaret.
Pero una semanas después descubrieron que Peter se había suicidado. Como asegura uno de los trabajadores del proyecto: «Los delfines no respiran automáticamente como nosotros. Cada respiración es un esfuerzo consciente. Si la vida se vuelve demasiado insoportable, los delfines toman un respiro y se hunden hasta el fondo».
Este suicidio podría haberse producido por la separación con Margaret, ella se entristeció pero también cree que fue el mejor destino para él porque se pasaría el resto de su vida en un laboratorio encerrado en Miami.
