Una sería de fallecimientos surgieron tras desenterrar la tumba del Rey Tut, quienes sacaron su tumba pagaron muy caro este acto.
La maldición del Rey Tutankamón
El explorador Howard Carter descubrió la existencia de la tumba de un faraón. En 1922 bajo por unos escalones que le llevaría hacia el sarcófago donde se encontraba Tutankamón.
A los 10 años de abrir la tumba, 9 de los arqueólogos del equipo de Howard morirían, lo que llevó a muchos a preguntarse si la famosa «maldición del faraón» era real después de todo.
Desde que se descubrió la primera tumba, las leyendas de maldiciones las han rodeado. Los faraones tenían fama de dejar advertencias en sus tumbas para disuadir a cualquier ladrón o saqueador, y cualquier arqueólogo que descubriera estas advertencias se inclinaba a creer que la mala suerte se cebaría con ellos si no eran respetuosos.
Estas maldiciones no distinguían entre ladrones y arqueólogos, y causaban mala suerte, enfermedades e incluso la muerte a todo aquel que abriera la tumba. Algunos arqueólogos e historiadores han afirmado que las maldiciones son reales, pero, la maldición en sí ha sido interpretada por el lector, en lugar de quedar clara a través de los escritos en hechos reales.
Pero en el caso de la tumba de Tutankamón fue, con mucho, la más interesante. Las muertes atribuidas a la maldición del Rey Tut fueron bien publicitadas, y las personas que murieron eran bien conocidas. Los medios de comunicación también corrieron con la idea de una maldición y proyectándola sobre las muertes, afirmando que no había otra explicación para ellas.
¿Realmente hay una maldición?
Finalmente, las muertes atribuidas a la maldición del Rey Tut se consideraron no supersticiosas, ya que pudieron explicarse por la mala suerte. Aunque hay que preguntarse hasta qué punto es una coincidencia que todos ellos murieran misteriosamente tras entrar en contacto con el «Niño Rey».
Las muertes fueron producidas de maneras distintas, la primera de ellas fue 4 meses después de abrir la tumba. Lord Carnarvon fue picado por un mosquito, se corto la picadura mientras se afeitaba y causó una septicemia que se extendió por todo el cuerpo, debido a la falta de antibióticos de la época falleció días más tarde.
Algunos han especulado con que un hongo mortal podría haber crecido en las tumbas cerradas y haber sido liberado cuando estas se abrieron. Aunque no hay pruebas de que tales patógenos fuesen responsables de las muertes. Pero tampoco se descarta que haya sustancias peligrosas en las tumbas antiguas.