En la noche del 16 de abril de 1865, la caballería de la Unión y la Confederación se enfrentaron por un puente en Columbus, Georgia, en lo que podría decirse que fue la última batalla de la Guerra Civil de los Estados Unidos. Durante la pelea, un coronel confederado llamado John Pemberton recibió una herida de sable cortante en el pecho y tuvo que ser alejado de la pelea. Este hombre fue el fundador de Coca-Cola y se convirtió en una de las empresas más valiosas del mundo. De esta bebida salieron varias historias muy interesantes.
Morfina y cocaína
Tras la herida de John Pemberton le dieron una gran cantidad de morfina para aliviar el dolor. Pero como muchos veteranos se volvió dependiente de este analgésico. Llegó a abrir su propia farmacia en Atlanta después de la guerra. La medicina aún no era muy avanzada y la gente buscaba sentirse bien con cualquier cosa.
Pemberton había oído cosas buenas sobre el vino de coca, una mezcla de vino y cocaína que estaba de moda en Francia, y decidió probarlo. Fue un éxito, pero 1886 se aprobó la ley seca y el alcohol estuvo prohibido. Entonces Pemberton reformuló ese producto para una bebida no alcohólica. En 1888, la receta contenía solo alrededor de nueve miligramos de cocaína, que es aproximadamente una décima parte de la dosis recreativa habitual. Actualmente desde 1903 ningún producto de Coca-Cola contiene cocaína.
Los primeros cupones del mundo
Incluso antes de la muerte de John Pemberton, Candler estaba trabajando duro para construir la marca Coca-Cola. En 1885, pudo haber ideado lo que ahora es el logotipo de Coca-Cola de fama mundial. Frank Mason Robinson fue quien realizó el diseño, pero Candler evidentemente pensó en el mundo y lo mantuvo como el logotipo oficial durante el tiempo que dirigió la empresa.
Candler también fue incansable al idear nuevas formas de compartir Coca-Cola con el mundo. En 1886, comenzó a distribuir pequeñas tiras de papel que podían canjearse en la fuente por un solo vaso de Coca-Cola. Este parece ser el primer caso en la historia de una empresa que emite cupones para muestras gratuitas. Las personas estarían felices de probar algo nuevo de forma gratuita y estarían tan felices de pagarlo más tarde como los clientes leales. Entre 1894 y 1913, aproximadamente uno de cada nueve estadounidenses bebió una Coca-Cola gratis.
La invención de Santa Claus
Se centraron principalmente en vender jarabe de Coca-Cola a las farmacias y fuentes que siempre habían sido los principales distribuidores de Coca-Cola. El primer intento de embotellar el producto fue un acuerdo informal con un distribuidor con sede en Vicksburg en 1891.
Ocho años después, otro distribuidor independiente instaló la primera planta embotelladora de Coca-Cola en Chattanooga, que compró los derechos para hacerlo por un dólar. Que según dicen nunca llegó a pagar ese dólar.
La Coca-Cola embotellada fue un éxito, y después del impuesto federal a los medicamentos de 1898, Coca-Cola dejó de comercializarse como una panacea y abandonó la farmacia para siempre. De ahora en adelante, el enfoque de marketing de Coca-Cola se posicionará como una bebida refrescante, y creará asociaciones emocionales positivas con la bebida entre los consumidores.
Por supuesto, es un mito que Coca-Cola inventó a Santa Claus. Muchas versiones anteriores del personaje se habían utilizado para vender agua mineral y otros productos desde la década de 1870, pero fue Coca-Cola lo que convirtió a Santa en un hombre gordo alegre con un traje rojo. Antes de eso, había sido un hombre alto o delgado con un traje rojo, verde o marrón.
Exportaciones a todo el mundo
Cuba y Corea del Norte quedaron como los únicos dos países del mundo donde no se podía obtener legalmente una botella de Coca-Cola. Por supuesto, incluso en esas dictaduras comunistas autoritarias, la bebida se distribuye secretamente en los mercados negros clandestinos.
En Cuba, el primer ron y Coca-Cola parece haber sido mezclado en un bar de La Habana en 1900, por un oficial del Cuerpo de Señales que brindó por la recién conquistada libertad cubana de España.
En Alemania, la idea de que los adultos bebieran bebidas no alcohólicas era absurda: cualquier otra cosa que no fuera cerveza, vino o agua era para niños. En Francia, la sola idea de que alguien quisiera comprar una bebida estadounidense inferior era un insulto.
