Hasta la década de 1990, existió en Hong Kong una ciudad única por varios motivos. Era una anomalía política, en la que ningún gobierno se involucraba y la anarquía era el sistema.
Además, tenía una densidad de población 180 veces mayor que la que tiene hoy la ciudad de Nueva York. El único límite a su crecimiento fue el cielo: más alto no se pudo construir para que puedan circular los aviones.
¿Cómo era la ciudad de Kowloon?
La ciudad amurallada de Kowloon estaba dentro de Hong Kong y tenía una extensión de 210 por 120 metros en cada lado, es decir, una superficie apenas superior a la del estadio de fútbol Rungrado Primero de Mayo, de Corea del Norte, el más grande del mundo.
Se calcula que allí llegaron a vivir unas 50.000 personas. Había una densidad de población de casi dos millones de personas por kilómetro cuadrado. Si toda la población mundial actual viviera bajo esas condiciones, entraríamos en una quinta parte de El Salvador o en una décima parte de Suiza.
¿Por qué acabaron viviendo así?
A mitad del siglo XIX, tras la llamada Guerra del Opio, China y el Reino Unido firmaron un tratado, por medio del cual Hong Kong quedaba en manos británicas.
Había una excepción: una pequeña fortaleza militar que había servido para controlar la costa. Sí, se trata de la ciudad amurallada de Kowloon, que quedó entonces como un enclave dentro de Hong Kong, que era una colonia británica. Con el paso del tiempo, los oficiales chinos dejaron el lugar.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón invadió la zona. Derribó la antigua muralla para construir un aeropuerto, lo que cambió la fisonomía del lugar. Tras la derrota japonesa, la ciudad quedó bajo el anterior régimen: legalmente pertenecía a China, que no se hacía cargo. Y estaba rodeado de territorios británicos.
Como ninguno de los dos gobiernos se hacía cargo, esta parte de Kowloon fue refugio de personas que escapaban de la ley y que querían ejercer actividades ilegales.
A partir de la década de 1950, la antigua ciudad amurallada fue cuna de mafias, venta de droga, burdeles y casinos. Sin embargo, la situación era cada vez peor y la policía tuvo que actuar.
Tras poner fin a las mafias que controlaban el lugar, Kowloon quedó liberada de delitos y se volvió atractiva para mucha gente, que por algún motivo no podía residir en el resto de Hong Kong. La cuestión económica, ya que allí no se pagaba ningún tipo de impuesto ni de servicio y los alquileres tenían precios mucho más bajos. Además, muchos indocumentados podían permanecer adentro. E incluso quienes tenían pedido de extradición, ya que las fuerzas locales tenían una política de no intervención dentro del lugar.
Poco a poco comenzó a crecer la población. De las 700 personas que había a principios
del siglo XX, se pasó a más de 5.000 después de la Segunda Guerra Mundial, pero en la década de 1970 hubo una explosión demográfica, y así se llegó a las 50.000 personas.
¿Cómo era la vida en Kowloon?
Había realmente de todo adentro. Muchas empresas se instalaron allí para no
pagar impuestos. Se llenó de dentistas, quienes no tenían licencia para ejercer legalmente en el resto de Hong Kong. Por eso es que cobraban menos y atraían incluso a los no residentes. Aunque, está claro, las condiciones de higiene no eran las ideales.
Como legalmente la ciudad no podía extenderse hacia los costados, comenzó haciéndolo hacia arriba. Se construía un piso arriba del otro, sin planificación y con conocimientos mínimos de arquitectura. De esta forma llegó a haber entre 300 y 500 edificios, uno pegado al otro, y no se caían justamente por eso, porque toda la estructura se mantenía unida.
Para circular de un lado al otro se podía hacer por los diminutos callejones que habían quedado, que tenían alrededor de un metro de ancho. Con semejantes construcciones no llegaba la luz al interior, por lo que recibió el apodo de «la ciudad de la oscuridad». Las 24 horas había tubos fluorescentes que alumbraban los pequeños pasadizos inferiores. Pero con el tiempo también se desarrolló otra manera de circular. Había una red de pasajes y escaleras por toda la ciudad amurallada.
Las terrazas estaban repleta de cables y antenas de televisión, y además recibía a muchos de los habitantes que querían disfrutar de algo de luz solar. Pero también era el depósito de mucha chatarra y basura. No había recolección de residuos en el interior de la ciudad amurallada. Los únicos servicios brindados por Hong Kong eran el agua, la electricidad y el reparto del correo.
El techo de los edificios sí era un lugar en el que había regulación. Es que el aeropuerto estaba tan cerca que era un riesgo construir más allá de los 14 pisos. El único lugar que había quedado a salvo de esta construcción no planificada fue el Yamen. Era la oficina administrativa, que ya estaba instalada en el centro de la ciudad, y no se edificó nada encima.
¿Por qué se desapareció Kowloon?
Esta suerte de distopía anárquica, con paz y buenas relaciones entre los vecinos, pero sin luz ni gobierno, se mantuvo durante algunas décadas. Pero no sería eterna.
En 1997, el Reino Unido debía devolver Hong Kong a China, lo que finalmente sucedió. Hoy es una región administrativa con un status especial dentro de la República Popular China. Pero antes de llegar a ese punto, ambos gobiernos
buscaron una solución al tema de Kowloon. El acuerdo, firmado en 1987, implicaba la desaparición de la ciudad amurallada. Comenzaron poco a poco los desalojos, que duraron cuatro años. A los residentes se los indemnizó con unos 350 millones de dólares en total. Muchos no estaban conformes y querían seguir viviendo en ese lugar único.
En 1993, después de varios estudios, se demolieron finalmente todos los edificios. Se construyó allí un gran parque, que se puede visitar actualmente. El edificio del Yamen se conservó en el interior, y también se puede ver. Donde antes vivían 50.000 personas hacinadas hoy hay árboles y plantas, en el medio de una Hong Kong que sigue estando muy poblada.