¿Es posible que en épocas de satélites y Google Maps hayamos creído que existían islas que en realidad nunca se encontraron? México, al no hallar la Isla Bermeja, perdió casi 22.000 millones de barriles de petróleo por un error cartográfico. ¿O no fue así?
Existen miles de historias sobre islas mitológicas o ficticias. Muchas de ellas existieron solo en historias de pueblos antiguos o en relatos de ficción, como el caso de Atlántida.
Pero aquí hablaremos de unas islas que aparecieron en mapas durante siglos pero de manera errónea. Estas equivocaciones pueden haber sido de distinto tipo. Por ejemplo, navegantes que tuvieron ilusiones ópticas o que tomaron mal las referencias cartográficas. También se puede explicar por fenómenos naturales, como erupciones volcánicas, movimientos de placas o subida del nivel del agua que pusieron fin a la vida de esas islas. En muchas ocasiones, una vez que una isla fantasma es incluida en un mapa el error se replica hasta por varios siglos, y es muy difícil tirar abajo el mito. Si bien hay una gran diversidad de historias sobre islas fantasmas en la actualidad, hay dos que se destacan por sobre el resto:
La primera es la isla Sandy, que resistió incluso a la digitalización de los mapas. Sí, esta isla no existía pero apareció en Google Earth nada menos que hasta 2012. Se encontraba, supuestamente, entre Australia y Nueva Caledonia, en Oceanía. Por hallarse en aguas territoriales de esta colonia, pertenecía en realidad a Francia. Había sido descubierta en 1876, y a partir de esa época comenzó a aparecer en los mapas. El error se siguió replicando década tras década hasta 2012. En ese año, un barco científico australiano se encontraba navegando por el Mar del Coral. Decidió acercarse a esta isla, pero se llevó una gran sorpresa, ya que nunca la encontraron. Se suponía que tenía una extensión de 25 kilómetros de largo y 5 de ancho y se ubicaba en dirección norte-sur. Pero allí no había nada emergido.
Sin embargo, el caso de la isla Bermeja tuvo consecuencias mucho más profundas, tanto a nivel de soberanía como a nivel económico. La Isla Bermeja era ubicada en el Golfo de México, a unos 100 kilómetros de la península de Yucatán. A diferencia de otras islas fantasmas, tenía unas coordenadas muy precisas. Aparecía en numerosos mapas desde el siglo 16. Aunque, es cierto, también su existencia era puesta en duda por muchos exploradores. Hasta el siglo 20 la Isla Bermeja era incluida en los mapas oficiales mexicanos. Incluso en la década del 90 se mantenía en la cartografía oficial.
Sin embargo, el tema tomó otra relevancia en esos años. Es que México negociaba con Estados Unidos los límites marítimos, y esta isla cambiaba toda la ecuación. Por eso es que comenzó la búsqueda de este territorio, que le hubiera dado posesión de una extensa masa de territorio.
A pesar de la sorpresa de muchos, Bermeja no pudo ser encontrada. En el año 2000, los presidentes Ernesto Zedillo y Bill Clinton firmaron los límites de la plataforma continental, y al mexicano no le quedó otra opción que ceder esta zona. Sin embargo, se siguió buscando la isla. Es que se especulaba con que esta zona del
Golfo de México era rica en reservas de hidrocarburos. La administración de Felipe Calderón retomó las tareas en 2009. Hubo tres expediciones en ese año, pero ninguna
tuvo éxito.
Un senador mexicano, Luis Coppola, declaró que la existencia de esta isla le hubiera permitido a su país tener la mayor parte del llamado Hoyo de la Dona Oeste, donde se encuentran más de 22.000 millones de barriles de petróleo. Para tener una idea del impacto económico, podemos calcular el precio del barril en unos 70 dólares, cercano a lo que se comerció en el último año. En este caso, serían nada menos que 1,5 billones de dólares. Para tener un parámetro, el PBI de México en el último año fue de 1,2 billones de dólares.
Pero, ¿Qué ocurrió con la isla?¿Existió en algún momento? Hay opiniones muy contrapuestas. Para algunos, hay evidencia para afirmar que la isla sí existió, debido a que aparece en muchos mapas desde el siglo XVI. Posiblemente la isla existió, pero se quedó sumergida por algún fenómeno natural.
Y, además, que no se encontraba en las coordenadas exactas en las que se la citaba, sino en algún lugar cercano. Es que en ese punto, el Golfo de México tiene una profundidad de casi 1500 metros, por lo que sería imposible que hubiera estado allí. Pero en lugares cercanos hay tierras a solo 35 metros bajo el agua, lo que resulta algo más verosímil. Bermeja fue terreno fértil para una gran cantidad de teorías conspirativas. Por ejemplo, que fue hundida por Estados Unidos para hacerse dueño de esa zona, pero nadie ha podido entregar argumentos sólidos en este sentido.