Ambas corrientes políticas son casi idénticas, por un lado buscan garantizar servicios públicos para todos los ciudadanos, así como dar ayudas económicas. En términos sociales puede llegar a pensar lo mismo dependiendo del caso, pero en la forma en la que se financian tienen una pequeña diferencia.
Viniendo de la tradición liberal, los socioliberales creen en la santidad de la propiedad privada, pero estarán abiertos a usar el estado para remediar algunos de sus impactos negativos. La mayoría de las luchas sociales, y en particular la lucha de poder entre el trabajo y el capital, no son cuestiones realmente importantes para los socioliberales.
Viniendo de la tradición socialista, los socialdemócratas, por supuesto, creen en la santidad de la democracia, pero estarán abiertos a utilizar el mercado para crear eficiencia económica. Las luchas sociales, y en particular la lucha de poder entre el trabajo y el capital, son esenciales para los socialdemócratas.
En consecuencia, los socioliberales aceptan, pero miran a los sindicatos estatales y laborales con recelo, y generalmente están abiertos a que las empresas privadas ganen dinero prestando servicios públicos. Los socialdemócratas aceptan, pero miran al mercado y al capital privado con recelo, y generalmente son más escépticos hacia las empresas privadas que obtienen ganancias en los servicios públicos.
Sin embargo, en muchos casos, sus políticas cotidianas serán indistinguibles entre sí, dependiendo de la situación.
¿Dónde se ubican dentro del espectro político?
Ambas están catalogadas como «centroizquierda», pero no es extraño ver a los socioliberales más en el centro o incluso centroderecha. Pero esto puede variar dependiendo de otras ideas que el partido político plantee. Este tipo de ideologías se pueden ver países del primer mundo muy desarrollados, como en los países nórdicos, y el socioliberalismo es más común en Corea del Sur y Taiwán.
