La esclavitud era un hecho cotidiano en la República Romana y el Imperio Romano que le siguió.
Aunque los estudiosos tienen que basarse en aproximaciones y la prevalencia de la esclavitud variaba con el tiempo, se calcula que más del 20% de la población del Imperio Romano estaba formada por esclavos. Eso supondría unos 15 millones de personas de una población total de unos 75 millones en el apogeo del imperio en el siglo II d.C..
Además, la concentración de población esclava era especialmente elevada en determinadas zonas. En Italia, donde se asentaba la clase patricia que más se benefició de la expansión del imperio, más del 30% de la población era esclava en la época imperial. Así pues, dado que más de diez millones de personas estaban esclavizadas en todo el imperio en un momento dado, ¿cómo era la vida de un esclavo romano?
¿Cómo se convertía la gente en esclavos romanos?
La realidad era que la vida podía variar significativamente para los que no eran libres. Algunos nacían esclavos y a otros se les imponía.
Como era de esperar, los que nacían en ella eran hijos de esclavos. A la inversa, los que nacían libres y eran esclavizados más tarde podían acabar en esa situación de distintas maneras.
Algunos eran extranjeros capturados y esclavizados durante una de las muchas guerras de Roma. Esto podía ocurrir con un pueblo más allá de las fronteras de Roma, como las tribus germánicas o un pueblo que había sido conquistado recientemente, como ocurrió en el sur de Gran Bretaña en los siglos I y II d.C..
Las personas también podían acabar siendo esclavas por haber contraído deudas importantes o por haber cometido un delito grave. El mundo moderno es inusual porque encarcela a las personas durante meses o años si cometen un delito.
La mayoría de las sociedades anteriores imponían multas, castigos físicos o esclavizaban a los culpables, y en el Imperio Romano no había prisiones, salvo las que se utilizaban para retener a las personas el tiempo suficiente para crucificarlas. Una vez que alguien era esclavizado de cualquier forma, solía ser subastado en un mercado de esclavos.
¿Cómo era la vida de un esclavo?
La vida del esclavo dependía en gran medida de si había nacido libre o no. A menudo era más tolerable para los que habían nacido en la esclavitud.
Por ejemplo, un esclavo de segunda o tercera generación de una familia de clase ecuestre que viviera cerca de Roma solía tener una vida razonablemente estable. Los esclavizados ocupaban una posición comparable a la de los sirvientes domésticos del siglo XIX.
Esto variaba en función de quién fuera el propietario, pero si se trataba de un individuo afable, la vida podía no ser demasiado dura, y existía la posibilidad de ganarse la libertad si se prestaba un buen servicio durante el tiempo suficiente.
En cambio, la vida para un recién esclavizado podía ser mucho más brutal. Por ejemplo, como los esclavos capturados en la guerra tenían más probabilidades de ser combatientes masculinos, tenían muchas más posibilidades de ser comprados por una escuela de gladiadores.
Si este era el caso, la vida podía ser desagradable, brutal y corta, muriendo a menudo meses después en la arena de uno de los 400 anfiteatros que había en las principales ciudades del imperio.
Otro destino especialmente terrible era acabar condenado a trabajar en la mina. En la época romana, las minas eran lugares peligrosos y el trabajo arduo. Uno no quería acabar como esclavo trabajando en una de ellas.
Aunque muchos individuos acababan en las escuelas de gladiadores o en las minas, hay que señalar que la esclavitud era una parte absolutamente integral de la economía romana.
Los esclavos y la economía romana
Como tales, muchas personas desempeñaban funciones propias de las clases medias del mundo moderno. Algunos eran barberos, cocineros, peluqueros y nodrizas, mientras que otros incluso ejercían de escribas y funcionarios en los gobiernos municipales de pueblos y ciudades.
Además, sus condiciones de vida solían ser bastante buenas. Los esclavos que vivían en la domus o villa de un noble romano probablemente disponían de unas condiciones de vida y una dieta que habrían superado a las del pobre libre de la propia Roma.
De hecho, estaba muy extendida la práctica de que las personas libres pobres optasen por convertirse en esclavos para mejorar sus condiciones de vida. Esto pone de relieve que la esclavitud en la época romana era muy diferente del tipo de esclavitud mobiliaria que se observa en las plantaciones de azúcar, tabaco y algodón de América entre los siglos XVI y XIX.
Por supuesto, había otros abusos. Parece que existía la expectativa generalizada de que sus dueños podían utilizar a los esclavos con fines sexuales, y es casi seguro que hubo muchísimos casos en los que los esclavos eran golpeados o maltratados por sus amos o amas.
Sin embargo, por otro lado, los esclavos liberados podían convertirse en ciudadanos romanos. Muchos de ellos llegaron a ocupar puestos de gran poder en el gobierno romano, como ocurrió con los libertos Faón y Epafrodito, entre otros, durante el reinado de Nerón.
Así pues, como cabría esperar de un grupo que constituía aproximadamente el 20% de la población del Imperio Romano y, por extensión, cerca del 5% de la población mundial en los siglos I y II d.C., la experiencia de ser esclavo en Roma variaba ampliamente, desde lo benigno a lo brutal.
En este sentido, quizás reflejaba la vida en cualquier sociedad, y la gente ha tenido condiciones de vida muy diferentes a lo largo de la historia moderna.
